Comienzo con mis paseos hasta la desaparecida Fuente de las Naciones en el viejo camino de la Punta del Sebo.
IV.- LA
FUENTE DE LAS NACIONES
A veces, lograba ese
permiso inconcreto para ir a cualquier parte, algunas de ellas, marchaba hasta
el puerto atraído por esa extraña fascinación que siempre ejercieron sobre mí,
los marineros extranjeros con sus extrañas lenguas y sus ansías de alcohol.
Luego, serpenteando entre
los raíles del mineral, venía a salir hasta el Muelle de los Ingleses, comenzando
un siempre inacabado paseo, que solía detener en la Fuente de las Naciones, La fuente, rica en agua fresca y
transparente estaba, para mí, rebosante
de ilusiones…
Sentado en su interminable
banco de ladrilletas rojas, rodeado de mosaicos con los escudos de los países
iberoamericanos me dejaba trasladar, con los ojos fijos en el concreto
horizonte de la ría, hasta unos mundos ignotos en los me veía aclamado
Caudillo, invencible guerrero y hasta dueño de un cuerno de la luna. Eran aquellas unas tardes felices que luego me
acompañaban hasta la Vega, con la dicha
de sentirme dueño de mi propio universo adolescente…
Impresionado de este estreno de mis HOJAS SUELTAS. Lo anuncié hace 4 horas y he recibido en el blog 231 visitas solo de España.
ResponderEliminarSeguiré publicando, intercalando con colaboraciones de mis amigas que me envían sus trabajos, más hojas de mis nostalgias.
Un agradecido y abrazo.
Me gusta mucho. Me encanta la historia y adentrarme en los recuerdos propios y ajenos. Será un placer seguir tus Hojas sueltas. Abrazos
ResponderEliminarNuestra infancia tuvo parecidos escenarios que, aunque ya desaparecidos casi todos, siguen vivos en el recuerdo. Saludos.
ResponderEliminarGracias Carmen y Andrés poe vuestra visita.
ResponderEliminarEncantado con vuestra compañía.