
"Estaba pereceando entre las sábanas, aún cálidas tras una
nueva noche de amor. El tejido amigo del algodón guardaba entre
sus pliegues gemidos, palabras inconfesables y peticiones que me
harían enrojecer en cualquier otra circunstancia que no fuese la de
estar amándote sin límites.
Tú estabas dormido, me recreé en memorizar hasta el último
centímetro de tu piel, tu boca detenida en un gesto de feliz complacencia,
los ojos suavemente cerrados y los cabellos revueltos.
Comencé a besarte suavemente, te recorrí los vericuetos de la piel
que llevan hasta los senderos del alma por los caminos del placer.
Fuiste volviendo lentamente a la realidad de los sentidos, encontraste
mi mirada dulcificada por el amor inmenso que te tengo, pero
renovada con el deseo de volver a amarte desde el comienzo para
crear una nueva página de ese calendario que tratamos de agotar
sin prisas.
Te pedí que reposases y me dejases hacer mientras te contaba
uno de mis cuentos heredados de mi familia. Alternaba mis besos
de labios trémulos, con suaves toques desde la profundidad de la
yema de mis dedos, conocedores exactos del escebario de tu piel ofrecida a mi maestría..."
sus pliegues gemidos, palabras inconfesables y peticiones que me
harían enrojecer en cualquier otra circunstancia que no fuese la de
estar amándote sin límites.
Tú estabas dormido, me recreé en memorizar hasta el último
centímetro de tu piel, tu boca detenida en un gesto de feliz complacencia,
los ojos suavemente cerrados y los cabellos revueltos.
Comencé a besarte suavemente, te recorrí los vericuetos de la piel
que llevan hasta los senderos del alma por los caminos del placer.
Fuiste volviendo lentamente a la realidad de los sentidos, encontraste
mi mirada dulcificada por el amor inmenso que te tengo, pero
renovada con el deseo de volver a amarte desde el comienzo para
crear una nueva página de ese calendario que tratamos de agotar
sin prisas.
Te pedí que reposases y me dejases hacer mientras te contaba
uno de mis cuentos heredados de mi familia. Alternaba mis besos
de labios trémulos, con suaves toques desde la profundidad de la
yema de mis dedos, conocedores exactos del escebario de tu piel ofrecida a mi maestría..."
Una delicia el sueño y la imagen. Felicidades a ambos.
ResponderEliminarPor favor que el próximo maridaje no se haga de esperar tanto cmo este numero 9.
Gracias Cristina por tu visita, por mi parte absolutamente decidido a incrementar estos maridajes. Contemos la disposiciòn de la modelo.
ResponderEliminarUn cercano y soñador abrazo.