REFLEXIÓN
Como me gustaría ser creyente
para rezar por los míos, creer que allí arriba hay un ser supremo y
misericordioso que no va a permitir que me marche de este mundo sin conocer la
noticia de la liberación de mi hijo y que se encuentre sano y salvo. Pero ni
ese consuelo tengo, es el precio a pagar por mi falta de fe. No ha sido tan
difícil vivir sin ella, lo verdaderamente difícil es morir sin el consuelo de
un mundo mejor donde todos seremos más o menos felices en función de nuestras
acciones pasadas.
Ciertamente artista en todas sus vertientes. Felicidades por el blog en conjunto.
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