Continuamos con los MARIDAJES de mis sueños y las fotos de Silvia. Hoy con el color MARIPOSA
Me llamaste con tu mirada hecha voz, esa mirada
y esa voz que tantas veces me han conducido dulcemente entre los caminos de los
sentimientos, las proposiciones y los sueños.
Te vuelvo a ver entre las gasas de tul que te
cubren, desde las indecentes proposiciones de los contraluces que traspasan tu
boca, tus hombros desnudos y tus pechos encendidos como granadas, para esperar
en tus labios una sonrisa que acepte subir a nuestra vieja nube llena de
sonidos de valses y de violines, de paisajes de ríos nocturnos con las luces,
como luciérnagas, de un paisaje para siempre inolvidable. No subes… Y, sin
embargo, me dices vehemente que me quieres, que deseas mis besos como agua
fresca de mayo y mis caricias ardientes como la lumbre en otoño, pero te
alejas, una vez más, entre el mar de contradicciones que te acompañan desde
que una madrugada de noviembre nos amamos mientras, ¡qué extraño!, cantaban los
grillos, sin duda confundiendo las hojas del calendario por el calor de nuestra
pasión.
Cuando
te alejas sin alejarte, cuando te marchas quedándote para siempre, cuando me
dejas un falso adiós… es cuando te digo:
“No
te marches, antes cuéntame un cuento…”
“¿Cómo
lo quieres…?” me preguntarás.
Y yo, desde la cercanía de nuestra vieja
bandera amarilla te diré mientras esperamos viajar en nuestra nube… “Cuéntame
un cuento que no le hayas contado a nadie…”