martes, 13 de junio de 2017

MI CUADERNO DE BITÁCORA: ROMA



MI CUADERNO DE BITÁCORA:   ROMA   

        ROMA…  Una ciudad para recorrerla a pié, para llenarte de sus ruidos, su bullicio, su inmensa alegría de vivir…   VACACIONES EN ROMA, Gregory Peck y Audrey Hepburt en su Vespa…  Y sin embargo, mi amor y mi curiosidad por Roma también vienen de la mano del cine,  pero de otra película, menos conocida, pero para mí llena de recuerdos,  AL DI LA, me enamoré perdidamente de Susanne Plessette y de una escena que se desarrolla en el PUENTE DE SANT ÁNGELO. Su visión llenó mis sueños durante meses, no me resisto a compartirla, Troy Donahue la besa y le pregunta si ha escuchado las campanas de la torre del Castillo del mismo nombre…?  Porque si eso ha sucedido es que están enamorados…   Recuerdo tiernamente adolescente, me prometí pasear algún día por ese puente y nunca pude imaginar que mi primer día en Roma lo cruzaría por pura casualidad…

       Pasear sin rumbo por sus calles y plazas…   Salí la tarde  de la llegada del Hotel, muy cercano a la inmensa grandiosidad de la Plaza de San Pedro, a recorrer los alrededores, la curiosidad me pudo y bajé desde la Plaza por la Vía de la Conciliacione, buscando el Tíber, sus aceras amplias y llenas de animadas terrazas me hicieron desembocar en el río y a pocos metros a la izquierda, lo inesperado: EL CASTILLO DE SANT ÁNGELO, el puente y las mismas farolas bajo las que se besaron mis héroes de sueños juveniles,  si te detienes tienes una visión cercana y familiar del río que viene a dividir la ciudad, tras el puente la Vía Condotti, tiendas, lujo y el bullicio de los romanos pegados a sus telefoninos, curioso, cuando la visité por vez primera, el móvil estaba poco popularizado en España…  Al fondo una explosión de colores y de sonidos: La Plaza de España, sus escaleras llenas tenderetes de flores y de gente sentada, subiendo o bajando pero, en todos los casos, llenándola de alegría y pegado el monumento a la Inmaculada Concepción.

     Es increible el bullicio y la algarabía que rodea el caminar por las calles romanas, perderte hasta llegar a la PIAZZA NAVONA te entrega la recompensa de pisar uno de los más bellos rincones del mundo.  Su FONTANA DE LOS 4 RÍOS de Bernini, homenajeando a los que se consideraban los ejes del mundo: El Danubio, El Nilo, El Ganges y el de La Plata y aún dos fontanas más LA DE NEPTUNO y la del MORO, es un lugar increible, lleno pintores, músicos, todo tipo de vendedores, las terrazas llenas de paseantes y una aire inconfundiblemente bohemio que le presta un encanto único y especial.      Pero si hablamos de fontanas…  Como olvidar la de TREVI, la encuentras casi de golpe, desde lejos escuchas el rumor alegre del gentío que suele acompañarla y, casi sin pretenderlo, al volver una esquina te topas con el imponente conjunto presidido por NEPTUNO tirando de dos caballos marinos con tritones a sus lomos y a sus lados la Abundancia y la Salud.  La noche es joven en su entorno, chicos/as buscando la aventura fácil con turistas…  Ah. los latinos/as… Y ya se sabe…  nadie se marchará de ella sin lanzar a la fontana, vuelto de espaldas, con la mano derecha, y por encima de su hombro izquierdo, unas monedas que te garanticen la vuelta a Roma.

     Se agolpan los sitios, pero como marchar de Roma sin pasear, desde Sant Ángelo, paralelo al Tíber, hasta el barrio del Trastévere, derivado del antiguo “más allá del río Tíber”, quizás el último barrio auténticamente romano, la alegría, el color, el sabor, la música que sale por los balcones, la ropa tendida a la vista y una especial calma dentro del frenesí de la ciudad.   Un recuerdo final a una maravillosa cena en una trattoría en pleno corazón del barrio, manteles a cuadros, velas y unas pastas inmejorables…

      Y además de pasear sin rumbo por las calles romanas… no olvidar pasar por la elegante decadencia de la Vía Véneto, por el Museo Vaticano, su Capilla Sixtina, la fotografía de la chimenea de las fumatas blancas papales, el Obelisco, el Coliseo y… y… y…. Toda Roma es un monumento vivo ofrecido a la memoria del visitante…

      Una ciudad para no olvidar jamás desde su cercanía, su alegría de vivir y su historia palpitante en cada esquina…

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