HOJAS SUELTAS. EL CEMENTERIO
Retomo la publicación de algunos capítulos de MIS HOJAS SUELTAS. Recuerdos de mi vida, escritos hace más de 30 años, pero llenos de la actualidad que le conceden los sentimientos.
Recuerdo hoy mis visitas al cementerio en unión de mi padre en cada inicios de todos los noviembre...
Recuerdo hoy mis visitas al cementerio en unión de mi padre en cada inicios de todos los noviembre...
XVII.- EL CEMENTERIO
Tiene para mí, su
sonoro silencio, como una extraña atracción, como una acuciante llamada, como
una cita inconcreta…
He vuelto este año,
como todos, acompañando a mi padre para la fiesta, equívoco dicho, de los
difuntos… Hemos llegado y hemos
pasado por las colas de mujeres ante las tomas de agua, con el mismo silencio
con lo que hicimos ante el dolor roto, a
veces, en quejas populacheras por viejas enlutadas bajo los nichos de sus seres queridos… Curiosamente siempre lo hice lleno de la infinita paz que
me comunica este lugar de falsas vanidades…
Hemos recorrido el
camino hasta la tumba de la abuela María con los ojos prendidos en las borrosas
inscripciones de viejas lápidas… el
corazón abierto a la verdad de nuestras
vidas y con los sentidos anclados en aquella mañana de brumas de Febrero en que
vinimos a traer a la tía Feliciana…
Al actualizar estas
viejas notas, me veo en la necesidad sentimental de ampliarla con las líneas
que siguen, cargadas de sinceridad y con un halo de remordimiento filial…
Un año, cuando caminábamos por el
cementerio, sentí la necesidad de
decirle a mi padre lo mucho que lo quería…
agradecerle tantos sacrificios para que terminase mi carrera, tantas
renuncias para que su hijo fuese alguien “importante”… Y las palabras no me salieron, me dio
vergüenza hacerlo… y desde donde esté… verá mi desconsuelo por no haberlo hecho…
porque hoy ya no puedo decírselo… aunque daría cualquier cosa por volver a
hablar con él un sólo minuto de mi vida…
Ahora todos los años, cuando le
llevo flores, se lo repito una y mil
veces… GRACIAS PAPÁ… y también GRACIAS MAMÁ…
porque con vuestra labor abnegada
hicisteis que vuestros hijos siempre fuesen impecables, inclusive llamando la
atención por su presencia, manera de
vestir y buena educación.
2 comentarios:
Emotivo, tal y como eres tu Diego. Al honrar a tua padres te honras a tí mismo.
Un gran abrazo buena persona.
Precioso, tierno y lleno de amor. Gracias Diego
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