MIS SUEÑOS EN 39 COLORES
Os dejo parte de este sueño que tanto me gusta en su color VERDE ESMERALDA:
Esta madrugada te he esperado hasta que me despertó el frío
del amanecer, no has venido a verme y he supuesto que no has podido
bajar hasta mis brazos.
Sueño, necesito escribirte, no sé por qué esta noche necesitaba
verte. ¿Sabes…? Siento en mi cuerpo síntomas de tu ausencia, una
enorme acumulación de ternura en mi boca. Se me hace difícil no
tenerte, después de haberte tenido, aunque vaya a volver a tenerte.
Cierro los ojos y tu piel en la distancia, mujer de mis Sueños,
me huele a tierra mojada después de la lluvia, a humos de fogatas
de invierno entre campos de olivos o a la sal marina de los crepúsculos
de mi playa. Sigo con los ojos cerrados y te evoco en noches
interminables de amor, los dos subidos en un gigantesco carrusel
lleno de luces y de sonidos, navegando en una vieja ola marina, subiendo
y bajando al ritmo, a veces desenfrenado y a veces calmoso,
de nuestra pasión.
Tú, Sueño, eres distinta. A ti te basta con existir para despertar
mi pasión, mi amor y mis deseos. Siempre necesité un cortejo meciendo
a mis otras vidas pero en ésta, a tu lado, solo te necesito a ti.
Me gusta ver el mundo reflejado en tus ojos. Ya sabes que mi
alma nace a la orilla de tu mirada, llena de los reflejos pudorosos de
39 colores mezclados sin orden ni concierto.
Esta madrugada te he esperado hasta que me despertó el frío
del amanecer, no has venido a verme y he supuesto que no has podido
bajar hasta mis brazos.
Sueño, necesito escribirte, no sé por qué esta noche necesitaba
verte. ¿Sabes…? Siento en mi cuerpo síntomas de tu ausencia, una
enorme acumulación de ternura en mi boca. Se me hace difícil no
tenerte, después de haberte tenido, aunque vaya a volver a tenerte.
Cierro los ojos y tu piel en la distancia, mujer de mis Sueños,
me huele a tierra mojada después de la lluvia, a humos de fogatas
de invierno entre campos de olivos o a la sal marina de los crepúsculos
de mi playa. Sigo con los ojos cerrados y te evoco en noches
interminables de amor, los dos subidos en un gigantesco carrusel
lleno de luces y de sonidos, navegando en una vieja ola marina, subiendo
y bajando al ritmo, a veces desenfrenado y a veces calmoso,
de nuestra pasión.
Tú, Sueño, eres distinta. A ti te basta con existir para despertar
mi pasión, mi amor y mis deseos. Siempre necesité un cortejo meciendo
a mis otras vidas pero en ésta, a tu lado, solo te necesito a ti.
Me gusta ver el mundo reflejado en tus ojos. Ya sabes que mi
alma nace a la orilla de tu mirada, llena de los reflejos pudorosos de
39 colores mezclados sin orden ni concierto.
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