SUEÑO EN COLOR LUSCO E FUSCO (1)
Me desperté a
mitad del sueño. Un viejo recuerdo en forma de olor a vainilla, canela y
limones dulces me invadía mientras retomaba los caminos infinitos de la vuelta
a la realidad. Siempre que esta mezcla de aromas me despertaba, tenía el
presentimiento, convertido más tarde en completa seguridad, de que ella estaba
en ese mismo instante pensando en mí tanto como yo lo hacía con su recuerdo.
Algunas noches de tormenta hasta
tenía la seguridad de que, en ese momento, acababa de hacer el amor con otro
hombre y que, precisamente, el sabor amargo que eso le dejaba en la boca, un
sabor mezcla de pasiones moribundas, olvidos y piedad mal entendida era lo que
la hacían volver, irremisiblemente, hasta nuestros recuerdos compartidos.
Sé que nunca recorrías con él
los senderos que de mi mano habías aprendido a caminar, ni le aplicabas los
trucos apasionados que yo te había enseñado en tardes tan interminables como
irrepetibles de amor. Presentías que él te preguntaría con quién y dónde habías
aprendido a pulsar esas cuerdas con tanta sonoridad y, en homenaje a viejos
tiempos ya muertos, lo respetabas aún a costa de alejarte más y más de unos
besos y unas caricias que te lo mostraban tan indefenso como sediento de tu
amor y tu pasión. Eran unos sentimientos
que habíais compartido hace años y que se habían ido, para no volver, desde que
nuestros sueños se unieron, de manera impensable e imprevista, arrasando
cualquier vestigio de otros amores que pudiesen albergar nuestros corazones.
Una extraña desazón se
apoderaba de mí cuando entendía que pese a la distancia de tu corazón con ese
hombre, que ahora yacía a tu lado, era él quién olía tu piel entre fresca y
sudorosa por el ejercicio del amor, era él quién te besaba, aunque no lo
correspondieses, y era tu cuerpo quién cobijaba al suyo mientras giraba el
carrusel de los sentidos. Cuando me habituaba a la oscuridad del techo sabía
que tú, con los ojos cerrados pensabas que era yo, tu sueño de madurez, quién
gozaba de tu cuerpo y, a veces, confundida te entregabas con una fuerza que
regalabas a mi recuerdo, sorprendiendo a tu pareja por la fogosidad que, en
algunos momentos, desatabas para volver inopinadamente a la calma de la
indiferencia. Hasta fingir que tus sentidos explotaban sin que se hubiesen
alterado desde la calma de pensar en nosotros.
¿Sabes…? Es en esos momentos de
ensoñaciones, cuando rememoro la primera vez que nos vimos a solas con nuestras
desnudeces, entre las cuatro paredes de una habitación, cargados con el temor
mutuo de que el desconocimiento de nuestros cuerpos pudiese llevarnos al
fracaso de perdernos entre los árboles del bosque de la entrega sin poder
hallarnos. Pero esa falta de encuentros previos, la suplimos con el instinto y
el deseo de hacernos mutuamente felices.
Sé que ese día, te susurré palabras recién inventadas para ti, que
adiviné caminos de tu cuerpo que tú misma desconocías y que nos entregamos
besos que teníamos guardados desde toda la vida esperando a quién regalárselos.
Y así, perdidos en el tiempo, también sé que estuvimos hasta que la felicidad
de los dos se unieron en una sola para alterar, iluminándolas, las sombras de
todos los rincones de nuestras almas.
En esos momentos, intensamente
inolvidables, evocando nuestros recuerdos y sin acordarme de las distancias
físicas, te mandaba con la luna mi más hermoso deseo.
“Sueño, mándame con élla un cuento
de amores en la distancia…”
Tú me preguntabas: “¿Qué cuento
quieres que te lleve mi amiga…?”
Y yo te respondía: “Quiero un
cuento que aunque lo hayas escrito con otra mano diferente, lo hayas pintado
sobre el papel de nuestros corazones y, sobre todo… Que nunca antes se lo hayas
contado a nadie…”
(1).- LUSCO E FUSCO, término gallego que recoge el momento en que se funden el día y la noche
(2).- Foto de mi buen amigo MANUEL MOJARRO.
(2).- Foto de mi buen amigo MANUEL MOJARRO.
7 comentarios:
Gracias Diego
Un regalo para los sentidos.
Besos
Gracias a las dos por vuestra visita.
Un abrazo cercanamente compartido.
Sueño = Pilar
Pués yo diría que:
Sueño = Sueño
Los sueños en sueños se convierten y, en definitiva, los sueños, sueños son... (Calderón de la Barca)
Cuanto misterio abarca ese sueño a lo que se intuye.
Yo me limito a disfrutarlo.
Si es cierta la compativa de "Anónimo" a mi me gustaría ser Pilar.
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