SUEÑO EN COLOR NIEBLA
De mi libro MIS SUEÑOS EN 39 COLORES os dejo este regalo en forma del sueño en color NIEBLA o de como un viejo reloj se mezcla con los recuerdos de una mecedora llena de vivencias de una querida abuela...
Estábamos sentados frente a
frente, tú en la mecedora morera y yo recostado junto a la ventana mirando el
pasar de los sueños. Me sonreíste desde la profundidad de tus ojos llenos de
vida, torciste graciosamente tus labios, en esa mueca tan tiernamente
tuya, y me dijiste…
Esta madrugada tuve un sueño, más
que eso, ha sido un cuento nacido en mis propios orígenes y quiero contártelo.
Siempre te hablé de mi abuela, mujer dulce, cercana, acomodadora de mis propias
fantasías, conoces como me acompañó por los márgenes de los arroyos que cruzan
nuestras vidas, tratando que mi alma se fuese empapando con la placidez llena
de misterios de sus aguas ocultas. Ella siempre llevaba cercano un reloj de bolsillo, a menudo lo
acariciaba y cuando lo hacía entornaba los ojos y se dejaba llevar lentamente
por el ritmo de su maquinaria exhausta, tic, tac, tic, tac… una maquinaria y unos números que seguramente
estarían llenos de citas, de miradas anhelantes, lánguidas, temerosas o
apresuradas, de alegrías y de
desengaños. Ella sabía que su reloj tenía una vida propia con historias,
sueños, esperas, una vida entre manecillas que, a veces, la ha hecho correr
cuando deseaba detenerse o atrasarse cuando deseaba volar…
Era un reloj de bolsillo,
plateado, redondo, de números romanos y un letrero que se sabía de memoria, de
tanto tener la vista perdida en sus letras, mientras seguía su imaginario
segundero… tic, tac, tic, tac.. SYSTEME
ROSKOPP PATENT, tic, tac, tic, tac… una
cadena dorada, seguramente añadida años más tarde, debió servir para acomodarla
en el bolsillo de un elegante chaleco de caballero. Me confesó que algunas veces abría su tapa y
se asustaba al ver su maquinaria muerta, inmóvil, detenida y pensaba que el
reloj, ese reloj, era como la propia
vida que sufre, goza, atrasa, acelera y al final acaba muriendo…
Yo la escuchaba callado, conocía
hasta los últimos pliegues de su cara enamorada y no la necesitaba mirar para
verla. Seguía balanceándose en su mecedora-morera, tenía los ojos del rostro
entornados y los del alma abiertos de par en par, calló unos momentos y me
dijo: “Amor mío, es el reloj de mi abuelo, durante años lo guardó en un cajón
de su alma mi querida abuela, fue uno de sus muchos regalos para mi corazón,
porque pocos regalos son más entrañables que un reloj con historia. Hoy quiero
que lo guardes tú, quiero que siempre recuerdes que, a su calor, miles de historias cercanas a mí siguen
vivas, lo estarán siempre, como la
propia vida, entre el triste silencio de su vieja maquinaria cansada de vivir y
el contraste de los amores
jóvenes y llenos de vida”.
La miré en silencio, acaricié el
reloj redondeado, con una pequeña muesca en su tapa, mi alma sonrió y mis ojos
se volvieron involuntarios hasta la bandera amarilla del Nueva Fidelidad.
Mientras me envolvía con su cercano calor la escuché decir…
“¿Te ha
gustado la historia de mi viejo reloj…?”
“Más que eso Sueño, sé que me has
entregado una parte de tu vida…
“Pues, te voy a entregar tantas que
nunca podrás separarte de mí.”
4 comentarios:
Precioso sueño Diego. Lo conozco del libro y lo escuché en Uniradio.
Me ha encantado volver a leerlo.
Besos
Tus palabras dulces...llenas de sueños...un reloj lleno de recuerdos. Me encantó!!! Gracias Diego.
Ya lo conocía, pero nunca me canso de leer tus sueños. Me acompañan desde Uniradio.
Un gran abrazo
Rebeca, Esperanza, Amaya gracias por vuestras palabras, este es un sueño que me inspira especialmente y que me sentí muy a gusto escribiendo y aún ahora cuando vuelvo a leerle al cabo del tiempo. LLevo los sueños grabados en mi voz en un CD y me encanta escucharlos en la soledad de la conducción mientras viajo. Besos para las 3 amigas.
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