MIS SUEÑOS EN 39 COLORES
Os dejo unos párrafos del sueño en color HORIZONTE de mi libro MIS SUEÑOS EN 39 COLORES con foto de Jorge Lazaro
En el calor húmedo de la madrugada, cuando comienza el desfile sonoro de cientos de pájaros que viven velando mi sueño, para luego despertarme cuando su poco sentido se lo ordena, acudes presurosa a la primera visión con que me topo en la vuelta a la realidad. Y en ese estado dulzón, entre la inconsciencia y las nubes blancas de lo cotidiano, apareces con la misma fuerza con que has ocupado mi vida desde que aquella tarde-noche nos cruzamos en uno de los infinitos caminos que llenan las veredas de nuestras vidas…
En el calor húmedo de la madrugada, cuando comienza el desfile sonoro de cientos de pájaros que viven velando mi sueño, para luego despertarme cuando su poco sentido se lo ordena, acudes presurosa a la primera visión con que me topo en la vuelta a la realidad. Y en ese estado dulzón, entre la inconsciencia y las nubes blancas de lo cotidiano, apareces con la misma fuerza con que has ocupado mi vida desde que aquella tarde-noche nos cruzamos en uno de los infinitos caminos que llenan las veredas de nuestras vidas…
…Me detengo en la calidez húmeda de tus
piernas y te acaricio, como tantas veces hice, con la punta de mis dedos,
viejos amigos de tu cuerpo, que buscarán en este nuevo encuentro los claros de
luna que, en tantas noches de amor, han iluminado mi camino por los senderos
del alma hasta fundirlos con tu piel para llevarte, en volandas, a pasear por
nuestro hermoso mundo de “nunca jamás…”.
Todo eso, y más, florece en el otoño de
mis recuerdos cuando se que voy a volver a verte, a poseerte en la entrega
voluntaria y desenfadada de mi Sueño. Pero, sobre todo, acuden en racimo el
recuerdo y el sabor inconfundible de tus besos, envueltos por el celofán de
aquella primera vez que nos marcó, para siempre, con el sabor de nuestras bocas
enfermas de necesidad y sin otra medicina conocida, que no pasase por un
reencuentro feliz.
Con las lluvias de
primavera en nuestras almas, con las inquietudes de la espera desbordadas por
las emociones, y con los sentimientos prendidos por los alfileres de acero de
nuestros amores, se nos acelera el pulso devolviéndonos a una dulce y gozosa
adolescencia.
Es en esas esperas agridulces, cuando veo
tan cerca y tan lejos a la vez, como se abrazan el beso del reencuentro y el
de la despedida, te mando con mi alma, una vieja petición, para que siempre,
siempre… estés viviendo en el caparazón de nuestros amores. La pienso, la beso
y te la envío con el sonido del viento.
Ese sonido te dirá: “Sueño, cuando me
beses quiero que me cuentes un cuento”.
“¿Cómo lo quieres…?” me preguntarás desde
tus labios llenos con sabor a cerezas.
Miraré inquieto hacia nuestra vieja bandera amarilla, llena de esperas eternas y te diré:“Cuéntame un cuento que no le hayas contado, ni le vayas a contar, por nunca jamás a nadie…”
Miraré inquieto hacia nuestra vieja bandera amarilla, llena de esperas eternas y te diré:“Cuéntame un cuento que no le hayas contado, ni le vayas a contar, por nunca jamás a nadie…”
2 comentarios:
Precioso sueño.
Gracias poeta. Un abrazo muy cercano
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