ANA DEACRACIA
PRESENCIA 13
Nunca hemos
coincidido por un pasillo estrecho, y aprovechado el momento para besarnos, el
cruce de caminos…, usando las paredes como almohadones a los que robarle
sueños.
No sé de ti más que
tu nombre, y el aroma a limón que desprendes cuando te acercas y me sonríes, y
entonces me saludas y te acercas, y cedemos a la ceremonia de darnos unos besos
que nunca son dos besos, más que un sutil amago.
Lo sé, que te gusta
el café a media tarde y a veces das un par de caladas a mi cigarrillo, lo sé, que
prefieres el pelo recogido, y que elijes pintarte los labios con el rojo carmín
que me alienta o me deja sin aire.
Me gusta cuando
vistes de negro, y tu falda se mueve al compás de la brisa mientras caminamos
juntos y juegas con tu pelo, con esa inercia tuya, con los rizos oscuros de
animal hembra que esconde a la vista su lado más salvaje. Ese poder que yo
imagino mientras te miro y tú me cuentas y yo,
yo…, me tientas, y
me someto para no apretar tu cara con mis manos, apoyar mi frente junto a tu
frente y rogarte que de una vez me preguntes mi nombre.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio