lunes, 31 de agosto de 2020

MI CUADERNO DE BITÁCORA 3 - LA HABANA

Sigo recordando las publicaciones que hice en el blog durante el confinamiento, fue una manera de volver a sentirme recorriendo el mundo. Hoy me sentiré feliz recorriendo LA HABANA, sus sones, su paisaje, el malecón y los atardeceres en el Morro


La Habana, olores y aromas a tabaco y ron, a sensuales abrazos del Atlántico y del Caribe, a brisas coloreadas de boleros inolvidables. La Habana, una ciudad donde cada calle, cada rincón, cada plaza, cada bulevar tiene su propia historia. Una ciudad con sabor diferente, con una luz distinta, se diría que en La Habana no hay ruidos, solo sonidos. Sonidos a música en cada barecito, en cada casa de comidas, los paladares, salsas y boleros a cualquier hora del día, sonidos a viejas radios por las ventanas abiertas de los pisos ruinosos y a voces de niños jugando, que ya son sonidos olvidados en otras ciudades.


Pasear por La Cabaña, junto al Morro, en la otra orilla de la ciudad, llenarte de su atardecer de mil colores que se esconden tras las lejanas avenidas de Miramar y esperar el cañonazo de las 9 tomando un mojito mientras escuchas, por enésima vez, a grupos que animan todas las terrazas de la fortaleza donde vivió el Ché… Más adelante, y en la misma orilla, la Santería, Guanabacoa, Regla y su Virgen Negra, la yemayá de los viejos esclavos africanos que escapaban desde la ciudad, cuanto fervor en los rezos y las ofrendas y en sus puertas, las viejas descendientes de esos mismos fugitivos, vestidas de blanco y amarillo, te predicen tu futuro o clavan las agujas de vudú.

Yo, parafraseando a Carlos Cano, quisiera y me atrevo a decir que “Andalucía es La Habana con más salero y La Habana, Andalucía con más negritos…” Hasta siempre amigos, que la brisa del Atlántico os lleve mi recuerdo y mis nostalgias…



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