MI CUADERNO DE BITÁCORA 3 - LA HABANA
Sigo recordando las publicaciones que hice en el blog durante el confinamiento, fue una manera de volver a sentirme recorriendo el mundo. Hoy me sentiré feliz recorriendo LA HABANA, sus sones, su paisaje, el malecón y los atardeceres en el Morro
La Habana, olores y aromas a tabaco y ron, a sensuales
abrazos del Atlántico y del Caribe, a brisas coloreadas de boleros
inolvidables. La Habana, una ciudad donde cada calle, cada rincón, cada plaza,
cada bulevar tiene su propia historia. Una ciudad con sabor diferente, con una
luz distinta, se diría que en La Habana no hay ruidos, solo sonidos. Sonidos a
música en cada barecito, en cada casa de comidas, los paladares, salsas y
boleros a cualquier hora del día, sonidos a viejas radios por las ventanas
abiertas de los pisos ruinosos y a voces de niños jugando, que ya son sonidos
olvidados en otras ciudades.
Pasear por La Cabaña, junto al Morro, en la otra
orilla de la ciudad, llenarte de su atardecer de mil colores que se esconden
tras las lejanas avenidas de Miramar y esperar el cañonazo de las 9 tomando un
mojito mientras escuchas, por enésima vez, a grupos que animan todas las
terrazas de la fortaleza donde vivió el Ché… Más adelante, y en la misma
orilla, la Santería, Guanabacoa, Regla y su Virgen Negra, la yemayá de los
viejos esclavos africanos que escapaban desde la ciudad, cuanto fervor en los
rezos y las ofrendas y en sus puertas, las viejas descendientes de esos mismos
fugitivos, vestidas de blanco y amarillo, te predicen tu futuro o clavan las
agujas de vudú.
Yo, parafraseando a Carlos Cano, quisiera y me atrevo
a decir que “Andalucía es La Habana con más salero y La Habana, Andalucía con
más negritos…” Hasta siempre amigos, que la brisa del Atlántico os lleve mi
recuerdo y mis nostalgias…
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