MIS SUEÑOS EN 39 COLORES
Desde que salió a las librerías MIS SUEÑOS EN 39 COLORES no había colgado ninguno de ellos en el blog. Hoy quiero regalaros este en color VIOLETA
Había sido un atardecer
diferente. Como presintiendo que algo, o alguien importante, iba a irrumpir,
sin pedir permiso, en los caminos desnudos de mis sentimientos. Caminaba
despacio entre los últimos estertores del incendio de poniente y ese algo o
alguien, muy dentro de mí, hacía crujir los maderos del alma como avisándolos
que una tormenta, de imprevisibles consecuencias, me esperaba envuelta en una
calma apasionada, intuyendo que caminara hacia donde caminara, ella estaría
allí aguardándome. El destino había decidido que, por los vericuetos más
insospechados, esa noche nos deberíamos amar.
La vi. sentada cerca del
muro que separaba su espacio de la playa de las Soledades, solo una vela
iluminaba su círculo más intimista. Su mirada perdida en la penumbra me atrapó
hasta llevarme a su lado y entonces vi, con absoluta claridad entre el círculo
de luz trémula que la envolvía, esa expresión entre divertida y lejana dibujada
en su rostro traslúcido que, en la distancia, me pareció su mayor encanto
emparejado a su sonrisa. Sonaba flotando en el ambiente una música dulzona,
pegadiza, envolvente, sonidos perdidos a mandolinas y guitarras. Te tomé de la
mano, sin que opusieses resistencia, y bajamos hasta la arena azul de la playa,
conscientes los dos que alguna chispa nos había unido y que nada podría evitar
que nuestros cuerpos se conociesen y se amasen. Una hermosa luna de palo dulce
sonreía feliz entre los rizos de un mar bañado de reflejos plateados y de
Nereidas que jugaban entre la espuma dócil de unas olas, mansas y curiosas, que
nos miraban desde su alegre movimiento.
Ninguno de los dos supimos cómo
comenzó a girar aquel carrusel en que nos embarcamos juntos, las manos
enlazadas, las miradas unidas y los cuerpos pregonando cercanía. Ninguno de los
dos supimos cómo y cuántos escalofríos vivieron y murieron en nuestra piel
erizada mientras nos despeñábamos por los barrancos insondables de la pasión
compartida. Mientras caíamos nos dijimos palabras sueltas, pero todas hiladas
en el lenguaje de la pasión de dos cuerpos entregados, nos mordimos, nos
saboreamos y hurgamos sin prisas en la marisma sin fondo de un amor recién
estrenado, así estuvimos bajo las estrellas hasta bien entrada la madrugada,
sin acordarnos para nada ni de la hora, ni del resto del Universo. Solo los dos
existíamos…
“¿Quieres que
te cuente un cuento…?”
Te acaricié el
alma mientras miraba mi vieja bandera amarilla y te dije… “Me encantará que lo
hagas…”
Te
estremeciste para responderme:“Te voy a
contar un cuento como nunca antes te lo haya contado nadie…”
9 comentarios:
Diego, un hermoso y poético relato el que nos regalas en tu blog.
Es un texto intenso, colorista y cargado de imágenes que lo hacen ameno y muy sugerente.
Enhorabuena por esta publicación y mucho éxito, amigo.
Gracias por compartirlo.
Un placer leerte
Un abrazo
Gracias por tu visita Felicidad. Esas palabras viniendo de tí son un agradable regalo para su lectura.
Un abrazo amiga.
Hermoso sueño Diego y lo acompañas de una excepcional foto llena de tu propia sensibilidad colorista y sensual.
Un abrazo
Gracias por tu visita Amaranta. La foto realmente preicosa, son campos de lavanda en La Toscana.
Saludos
Precioso el sueño, nunca es cansino leerlo de nuevo.
Abrazos
Amaya, gracias por tu visita habitual de cada página.
UN abrazo
'El sueño violeta... ¿Sabes que el color violeta es el color de la sensibilidad? Un abrazo.
Precioso sueño, lleno de magia,dice un comentario que el violeta es el color de la sensibilidad, es mi color desde niña, cierro los ojos y me veo recogiendo violetas en las veredas de la aldea donde nació mi madre y ese aroma tan particular llena mi alma de emociones perdidas, gracias por hacer que la nostalgia invada mi corazón....un beso.
Aurora, Nut gracias por vuestra visita. El color violeta me parece sensual, mágico, cálido y además sensible.
Un gran abrazo.
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