ANTONIA MARÍA PERALTO
Antonia María Peralto, nos regala un microrrelato cambiando el diapasón de sus anteriores escritos para dejar una simpática pincelada llena de color y de MIRADAS...
Cuando nuestras miradas se cruzaron, me
gustó el color verde de sus ojos, alguna arruguita reidora en sus contornos, su
chaqueta desestructurada de color azul claro. Pero, sobre todo, me conquistó su
mirada hipnotizada en el último botón de mi escote que yo había liberado de
la atadura del ojal.
Recordé que también estaban libres los
últimos botones de la falda y entonces cruce las piernas con lentitud, con toda
la lentitud del mundo, hasta atrapar su
mirada que bajó al son que le dictaron mis movimientos.
Ahora pensé, quiero que suba hasta mi boca,
sorbí lentamente el batido tropical, coronado por una sombrilla de colores y
pasé mi lengua por los labios saboreando todo el néctar. Su mirada subió de las
piernas hasta la boca, con parada y fonda en el escote.
Lo miré retadora y le regalé una sonrisa de
despedida, a pesar de todos mis coqueteos estaba segura que nunca me seguiría
porque, mientras yo me alejaba, una manita pequeña le tiraba de la manga para
sacarlo de su estado hipnótico, mientras le gritaba.
— ¡Abuelo quiero un zumo de piña! ¡Ahora
mismo!.
3 comentarios:
Esto es seducción y lo demás son aprendices Jajajajja. Muy bueno!!!
Esto es seducción y lo demás son aprendices Jajajajja. Muy bueno!!!
Seducción en estado puro Carmen. Que hermosa es la palabra "seducir" ... Me seduce.
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