SERIE ROCÍO Y SAIDA EN 39 COLORES, NÚM. 2
Tengo la suerte de contar entre mis amigos con verdaderos artistas de
la fotografía, Rocio Escudero Alfonso es la dueña de uno de esos
obejtivos llenos a la par de magia y de poesía. A Rocío le gustan mis
sueños y a mí sus fotografías y de esa cercanía, y con Saida Del Pino
como modelo, me regala esta imagen para materializar mi sueño en color
MARRÓN del que os dejo unas frases junto a la firme y, a la vez, dulce
mirada de Saida. Seguimos con este maridaje artístico para la segunda entrega de esta atractiva serie.
https://www.facebook.com/MisSuenosEn39Colores/?fref=ts
..."Hay veces, entre las brumas del sueño semiinconsciente, en que me veo caminando desorientado por una playa perdida que, en mi fantasía se asemeja alfombrada de arenas azules bajo la redondez de una luna llena. Una luna de palo dulce.
Durante ese dubitativo caminar sé que hay una extraña comunión entre el mar, su sonido y sus formas, y las desvariadas direcciones de mis fantasías…
Siento su piel, es una piel diferente, una piel que sonríe y que tiene vida propia, aún lejos de su dueña. Al sentirme, vuelve su rostro hacia mí y entre la penumbra vislumbro que sus ojos rebosan sugerencias, sueños, vida, sonrisas…
Regreso hasta la playa que ya no es solo mía, sino de los dos, la siento a mi lado, me pierdo en la profundidad soñadora de sus ojos y le digo.
“Cuéntame un cuento”
“¿Cómo lo quieres?” me pregunta envuelta por la curiosidad.
Y yo, izando una bandera amarilla, le respondo: “Cuéntame un cuento que no le hayas contado a nadie”
https://www.facebook.com/MisSuenosEn39Colores/?fref=ts
..."Hay veces, entre las brumas del sueño semiinconsciente, en que me veo caminando desorientado por una playa perdida que, en mi fantasía se asemeja alfombrada de arenas azules bajo la redondez de una luna llena. Una luna de palo dulce.
Durante ese dubitativo caminar sé que hay una extraña comunión entre el mar, su sonido y sus formas, y las desvariadas direcciones de mis fantasías…
Siento su piel, es una piel diferente, una piel que sonríe y que tiene vida propia, aún lejos de su dueña. Al sentirme, vuelve su rostro hacia mí y entre la penumbra vislumbro que sus ojos rebosan sugerencias, sueños, vida, sonrisas…
Regreso hasta la playa que ya no es solo mía, sino de los dos, la siento a mi lado, me pierdo en la profundidad soñadora de sus ojos y le digo.
“Cuéntame un cuento”
“¿Cómo lo quieres?” me pregunta envuelta por la curiosidad.
Y yo, izando una bandera amarilla, le respondo: “Cuéntame un cuento que no le hayas contado a nadie”
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio