MIS SUEÑOS EN 39 COLORES
Os ofrezco uno de los capítulos que conforman mi último libro. SUEÑOS EN 39 COLORES, elijo el de nombre HORTENSIA GALLEGA, adornado con algunos versos del Romancero Gitano de García Lorca.
A veces, no lograba conciliar mi temor a entrar en el
mundo de los sueños con mis deseos de recorrerlo en busca de su olor, su rumor
o, sencillamente, su presencia efervescente. Eran noches de terribles
impaciencias, debatiéndome entre la duda eterna del deseo de encontrarla y mi
injustificado miedo a perderla. Sabía, pensaba y temía que alguna vez mi Sueño
se convertiría, precisamente en lo que era, simplemente un Sueño. Sabía
que esa realidad, conllevaría perderlo,
a él y a la mujer que dulcemente vivía en su interior, envuelta por las nubes
en los 39 colores de mis fantasías mezcladas con los recuerdos…
Para llamar a la puerta de
ese mundo donde buscarla, cerraba los ojos y recordaba la primera vez que nos
amamos, que nos hablamos y que nos miramos. Y lo hacía, evocando en la
distancia unos versos insolentes, como paridos para nosotros, acunados en el Romancero Gitano…
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Y acaricio la locura de amor que nació aquella
noche estrellada de julio con sabores a noviembre. Por fin, tras años buscándolo,
tenía al Sueño entre mis brazos. Aquel día, lejano en el recuerdo y cercano en
mi corazón, reventó como si el tiempo se hubiese congelado para establecer un
espacio mágico donde solo existiésemos ella y yo. Un espacio sin fronteras, ni
límites, ni reglas, donde evocar apasionadamente la entrada en ese círculo de
ternuras y de amores atravesados.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos…
Dentro de él, revivo nuestros
besos y recuerdo el descubrimiento de nuestros cuerpos junto al convencimiento
de que aquellos besos con sabor a octubre, eran besos que iban más allá de la
entrega del momento, eran besos eternos, o me lo parecían, sin principio ni final, porque detrás de cada uno estaban nuestras almas.
En
las últimas esquinas, toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto, como ramos de
jacinto…
Y en la metáfora, preñada de
mariposas gallegas, de su cuerpo lleno de vida y de amores atrasado encontré la
dulzura de unos brazos y de una mirada rebosante de la paz que mi insomnio
esperaba, pacientemente, para poder alejar del corazón las brumas confundidas
entre el deseo de encontrarla y el temor a perderla. Era el instante en que
mirándola a la profundidad, inmensamente verde,
de sus ojos le pedía…
“Cuéntame un cuento…”
“¿Cómo lo quieres…?”, me preguntaba dulcemente
Y yo, desde la compañía entrañable de
nuestra bandera amarilla le respondía:”Cuéntame
un cuento que no le hayas contado a nadie…”
8 comentarios:
Precioso leerlo una y otra vez Diego. Que hermosura de libro.
Besos
Gracias Amaya, fiel seguidora de los sueños desde los tiempos de Uniradio.
Besos.
Excelso y envuelto en ternura, delicadeza y calidez.
Un abraciño,
Rosa María Milleiro
http://poemas-rosamariamilleiro.blogspot.com.es/
Gracia Rosa María por tu visita. He visitado tu blog pero no me permite dejar un saludo.
Abraciño... Que adorable palabra gallega.
Nunca me importa volver a leer tus sueños para compartirlos desde y con la soledad de la madrugada.
Saludos mi admirado amigo.
Gracias Soñadora vieja amiga de estos sueños en colores.
Saludos cercanos
Poesía hecha delicadeza y un precioso nombre para el sueño... "Hortensia gallega".
Felicidades
Gracias anónima lectora. Cierto que me gusta esa expresión, la utilizo con frecuencia en mis escritos. Es del viejo Darbón en Platero y yo.
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