MIGUEL HERNÁNDEZ
Mi querido y admirado poeta Alfonso Pedro aprovecha el aniversario de la muerte de Miguel Hernández para hilar estos versos en esta elegía. Os la dejo. Habla por si sola.
Hoy, 28 de marzo, es el aniversario de su muerte. Fue tan grande que hasta nos parece que tendría más edad, pero sólo tenía 31 años cuando murió.
Mi poema a Miguel Hernánez, soldado de la paz y la palabra, para el encuentro de poetas andaluces y alentejanos que celebraremos el día 16 en el Rosal de la Frontera.
A MIGUEL HERNÁNDEZ.
Ha vencido la muerte al poeta.
En soledad, de madrugada,
con la compaña de un recuerdo,
de un anhelo, de un deseo.
Ha vencido la muerte a la vida enamorada.
Pena honda a la puerta, tras de las rejas,
una mujer de luto hasta en las venas.
Pena honda que espera
a la dentadura recién brotada.
Negra España, triste huella,
por descuidarlo en primavera.
Ha muerto Miguel
y con él la palabra entera.
Ya madurará el limonero,
ya germinará el trigo en el campo ajeno;
ya hasta la cebolla se hará eterna,
y los amigos y compañeros
mientras su palabra y su memoria
en gentes de bien haga mella.
No ha vencido la muerte al poeta
Ni a su lucha, que aún destella.
Que ha vencido el soldado de la palabra,
de la emoción perpetua.
Que ha vencido la vida
y el poeta.
Alfonso Pedro.
Hoy, 28 de marzo, es el aniversario de su muerte. Fue tan grande que hasta nos parece que tendría más edad, pero sólo tenía 31 años cuando murió.
Mi poema a Miguel Hernánez, soldado de la paz y la palabra, para el encuentro de poetas andaluces y alentejanos que celebraremos el día 16 en el Rosal de la Frontera.
Ha vencido la muerte al poeta.
En soledad, de madrugada,
con la compaña de un recuerdo,
de un anhelo, de un deseo.
Ha vencido la muerte a la vida enamorada.
Pena honda a la puerta, tras de las rejas,
una mujer de luto hasta en las venas.
Pena honda que espera
a la dentadura recién brotada.
Negra España, triste huella,
por descuidarlo en primavera.
Ha muerto Miguel
y con él la palabra entera.
Ya madurará el limonero,
ya germinará el trigo en el campo ajeno;
ya hasta la cebolla se hará eterna,
y los amigos y compañeros
mientras su palabra y su memoria
en gentes de bien haga mella.
No ha vencido la muerte al poeta
Ni a su lucha, que aún destella.
Que ha vencido el soldado de la palabra,
de la emoción perpetua.
Que ha vencido la vida
y el poeta.
Alfonso Pedro.
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