MARIDAJES CON CARMEN
Hubo un momento en que Carmen con sus fotografías y yo con mis sueños, trazamos unos maridajes con un éxito espectacular, fueron XV capítulos llenos de imágenes sugerentes, llenas de lucha contra la enfermedad, rebosantes de ternura y de su exquisita y personal belleza. Hace 5 años que colgamos el último de los maridajes. Ahora a los dos nos ha apetecido retomar y recordar aquellos sueños compartidos. Lo hacemos con algunas frases del sueño en color AMANECER
Yo había desaparecido después del último beso que le había entregado entre sus labios trémulos, bajo el crujir de los enormes mangos y la brisa salada de los cercanos manglares y sin que le hubiese dicho adiós. Mi extraña alma necesitaba reposar, encontrarse consigo misma y paladear, acariciar tantos recuerdos, apurar hasta la última gota de la copa de mis nostalgias.
Ella me dijo que no perdió la tranquilidad por mi ausencia, iba todas las mañanas y regresaba cada tarde hasta nuestros rincones, los mismos donde tantas veces nos habíamos amado. Al décimo día, vio aparecer una silueta que le había parecido desconocida al alejarse hacía días y que, sin embargo ahora, conforme se acercaba le iba concretando los contornos para ir configurando la figura de quién había ocupado sus sueños, sus amores solitarios, sus amaneceres en silencio y sus noches en vela ensimismada en mirar para contemplarlo, a través de las ventanas de su alma.
Parece un hombre nuevo, debió pensar, pero no me dijo nada, solo abrió las labios para sonreir... Sin otro telón de fondo que las copas de los mangos, ni otro sonido que el de los guacamayos adormecidos por el rumor de los cercanos manglares, nos amamos desesperadamente, saciando el hambre y la sed acumulados en tantos días de ausencia. Apenas hablamos, quizás por no distraer nuestros sentidos de su verdadera dirección, por eso me extrañó cuando entre estertor y estertor me acercó su boca húmeda a mi oído y me dijo: “Hueles a grano fresco…” y besándome el cuello me susurró: “¡No sabes como quería estar contigo…!”
Desde ese instante, solo recuerdo como los dos nos despeñábamos por nuestros particulares abismos de enamorado placer…