viernes, 25 de octubre de 2019

SUEÑO EN COLOR MARIPOSA



Había estado muchos meses soñando con los ojos abiertos, imaginaba nuevos rostros, nuevos besos, una nueva piel y otra mirada diferente para llenar las soledades de mi alma.

Había buscado ese nuevo sueño desde la calma del reposo que, a veces, necesitan las almas como los navíos, después de travesías por paisajes agrestes, mares revueltos o amores atravesados.

Por eso cuando te encontré, ahora que ya no te buscaba, cuando te oí sin escucharte, cuando te miré emborrachado por tus pupilas, cuando sentí que mi piel se erizaba con ese primer beso con un paisaje de fondo nuevo para los dos, entendí que había comenzado a soñar y que ya podría cerrar mis ojos.

Nos habíamos mirado casi sin habernos hablado, nos dimos un abrazo como saludo y desde el primer instante supimos que nos amaríamos con la fuerza de los amores que se encuentran en cualquier esquina de unas vidas que son gemelas aún sin conocerse.

Solo con cerrar los ojos evoco ese momento irrepetible, único y eterno en que nos abrazamos, sin decirnos nada, un instante en que los dos deteníamos nuestros mundos para unirlos en uno solo que disfrutaríamos a partes iguales.

Cogidos de la mano, rodeados por nuestras miradas cómplices, mis labios acabaron su recorrido cuando encontraron los tuyos para subirnos juntos en un carrusel que nos llevase por los caminos de la pasión compartida. Fue tan dulce como el recuerdo del primer beso, tan emotivo como la primera vez que nos miramos y tan inolvidable como el descubrimiento de nuestros cuerpos desnudos y tan cercanos que podíamos sentir cada uno el corazón desbocado del otro.

Detuvimos el reloj de nuestras vidas para poner en marcha una nueva en común, esa que habíamos creado fuera del torbellino de los mundos de cada día. Esta era la NUESTRA, donde podíamos correr desnudos sin temores a miradas curiosas, donde podíamos acariciarnos sin medida, poseernos sin silencios para juntos, a la vez y cogidos de nuestras manos enlazadas, embarrancar en el mismo puerto que atravesábamos descubriendo que el amor placentero se convierte en torbellino de pasiones cuando los cuerpos enamorados sienten la cercanía del otro.

En ese alto en el camino de nuestras otras vidas de cada día, vivíamos la nuestra propia amándonos de mil formas diferentes, nos gustaba sentir la saliva del otro desbordarse en la única boca que creábamos para los dos. La marea de nuestra pasión nos inundaba hasta llenar de besos el dulce mapa del cuerpo del otro, de empaparnos de los sexos confundidos en uno solo, de decirnos mil palabras de amor mientras el oleaje de la pasión compartida nos llevaba una y otra vez hasta la orilla con la misma energía de cuando comenzamos a sonreírnos  la primera vez. Primera vez… Tantas primeras veces fueron ese día… Tantas, que recordarlas me hace volver a subir en la embarcación donde navegar por los sentidos y por los corazones, ya para siempre inolvidables, de ese día mágico donde nos entregamos mutuamente…

Era en ese momento cuando, agotados de amarnos, nos deteníamos sin dejar de abrazarnos, nos sonreíamos, nos mirábamos dulcemente embriagados de amor y me perdía en esa mirada única, inconfundible, turbia desde la infinita limpieza de tu adolescencia renovada para decirte…

Sueño… Cuéntame un cuento…

¿Como lo quieres? Me preguntabas desde la turbación enamorada de tu cuerpo entregado a este nuevo amor de otoño con olores de primavera.

Desde mi nuevo mundo, donde los colores hablaban y los sonidos sonreían, apenas pude decirte muy cerca mis labios de los tuyos…

“Cuéntame un cuento que nunca, jamás hayas contado a ninguna otra boca.”


miércoles, 23 de octubre de 2019

TRES POETAS

Estar junto a estas tres mujeres, grandes poetas y mejores personas, a las que he prologado y presentado sus "Perséfone", "Penélope" y "Cenit", grandes poemarios, es una satisfacción fuera de toda medida y un honor su cariño y su amistad. Ana DeacraciaMaría Luisa Domínguez Borrallo y Carmen Palanco 

martes, 15 de octubre de 2019

EL SALVOCONDUCTO

Me encantan los versos de María Luisa Domínguez Borrallo, desde la conocí junto a Penélope me conquistó y ahí sigo




El poema siempre está
más cerca de lo que creo.
Espera el momento adecuado
para reventarme la cabeza o el pecho.
Se presenta como único,
y es mentira.
Todo se ha dicho, todo se ha escrito,
y yo estoy aquí como una primeriza
ante su primer parto
creyéndose única.
Un poema más recurriendo a temas trillados.
Un poema más escrito con el ego de la tinta.
Un tiro más en la nuca de alguien
que no se dará por enterado.
Un salvoconducto para poder respirar de nuevo.
© María Luisa Domínguez Borrallo.
© Manuel González Flores.

sábado, 12 de octubre de 2019

COLOR CEREZA. MIS SUEÑOS


Os dejo frases de mi sueño en color CEREZA




Tenías los labios trémulos y azulados por la emoción, la boca redonda y absorbente y los míos decididos a poseerte desde la dul­zura confundida con el deseo. Fue un beso largo, profundo, domi­nador, dialogante y entregado. Me reconocí a mi mismo que nunca antes había besado así, con esa eternidad, con esa pérdida de la noción del tiempo. El agua de las dos bocas se desbordó remontán­dose hasta el último rincón de nuestros labios para vaciarse en el otro como un dulce e irrenunciable veneno. Desde la profundidad del beso, noté en mi espalda un estremecimiento, desconocido has­ta este momento, y que me recorrió los sentidos haciéndome cerrar los ojos para recrearme en el abandono mutuo de nuestros cuerpos.

Sé que los dos nos sentimos felizmente vacíos, como si el cuerpo de cada uno se hubiese transmutado al del otro. Sé que los dos tuvimos la sensación de que ese beso iba a marcar una fecha, para siempre inolvidable, en nuestras vidas. La seguridad de que después de ese beso comenzaría una nueva existencia para los dos, de que nunca nos íbamos a lograr despegar del recuerdo de estos labios posesivos y acariciantes que, por ambas partes, tenían un marcado sabor a vainilla, limones dulces y canela en una extraña mezcolanza llenas de voluptuosidades, asechanzas y entrega sin posibilidad de retorno.

Cuando abrimos los ojos los dos sabíamos que, mientras nos besábamos, habíamos perdido la posesión de nuestros cuerpos y el dominio de las voluntades que se habían resignado, ante lo inevita­ble, como el náufrago que baja sin resistencia entre las olas con la sensación de no llegar nunca al fondo.

Cuando salimos de aquellas benditas cuatro paredes que ha­bían cobijado nuestros gemidos, nuestras ausencias y nuestra entre­ga. Cuando volvimos a recibir el soplo de aire fresco de la tarde y nos miramos, desde la adolescencia que había anidado en nuestros corazones, te miré, te sonreí, apreté mi mano sobre la tuya, me acerqué hasta tu oído y te dije con una voz trémula que, a veces, pienso es ajena a mi voluntad…

“Sueño, quiero que, desde el sabor de este beso, me cuentes un cuento”.

martes, 1 de octubre de 2019

130.000 VISITAS


Una gran satisfacción al comprobar que hoy el blog, ha recibido la visita 130.000 desde lugares más recónditos de todo el mundo. Gracias a los muchos poetas que colaboran paseando sus versos por sus esquinas en rosa y amarillo.
Y especiales gracias a Jorge Lázaro que, con su cercana y generosa colaboración, contribuye a engrandecer las publicaciones.
Seguiremos caminando
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