lunes, 27 de octubre de 2014

LAS CARAS DE HUELVA, VIDEO.




Eugenio Medina me obsequia con este video resumen de los programas en Huelva Tv durante el mes de octubre de LAS CARAS DE HUELVA

http://youtu.be/PVfPxdomRo0

martes, 21 de octubre de 2014

SUEÑO EN COLOR LUSCO E FUSCO (1)




               Me desperté a mitad del sueño. Un viejo recuerdo en forma de olor a vainilla, canela y limones dulces me invadía mientras retomaba los caminos infinitos de la vuelta a la realidad. Siempre que esta mezcla de aromas me despertaba, tenía el presentimiento, convertido más tarde en completa seguridad, de que ella estaba en ese mismo instante pensando en mí tanto como yo lo hacía con su recuerdo.


               Algunas noches de tormenta hasta tenía la seguridad de que, en ese momento, acababa de hacer el amor con otro hombre y que, precisamente, el sabor amargo que eso le dejaba en la boca, un sabor mezcla de pasiones moribundas, olvidos y piedad mal entendida era lo que la hacían volver, irremisiblemente, hasta nuestros recuerdos compartidos.


               Sé que nunca recorrías con él los senderos que de mi mano habías aprendido a caminar, ni le aplicabas los trucos apasionados que yo te había enseñado en tardes tan interminables como irrepetibles de amor. Presentías que él te preguntaría con quién y dónde habías aprendido a pulsar esas cuerdas con tanta sonoridad y, en homenaje a viejos tiempos ya muertos, lo respetabas aún a costa de alejarte más y más de unos besos y unas caricias que te lo mostraban tan indefenso como sediento de tu amor y tu  pasión. Eran unos sentimientos que habíais compartido hace años y que se habían ido, para no volver, desde que nuestros sueños se unieron, de manera impensable e imprevista, arrasando cualquier vestigio de otros amores que pudiesen albergar nuestros corazones.


                Una extraña desazón se apoderaba de mí cuando entendía que pese a la distancia de tu corazón con ese hombre, que ahora yacía a tu lado, era él quién olía tu piel entre fresca y sudorosa por el ejercicio del amor, era él quién te besaba, aunque no lo correspondieses, y era tu cuerpo quién cobijaba al suyo mientras giraba el carrusel de los sentidos. Cuando me habituaba a la oscuridad del techo sabía que tú, con los ojos cerrados pensabas que era yo, tu sueño de madurez, quién gozaba de tu cuerpo y, a veces, confundida te entregabas con una fuerza que regalabas a mi recuerdo, sorprendiendo a tu pareja por la fogosidad que, en algunos momentos, desatabas para volver inopinadamente a la calma de la indiferencia. Hasta fingir que tus sentidos explotaban sin que se hubiesen alterado desde la calma de pensar en nosotros.


                ¿Sabes…? Es en esos momentos de ensoñaciones, cuando rememoro la primera vez que nos vimos a solas con nuestras desnudeces, entre las cuatro paredes de una habitación, cargados con el temor mutuo de que el desconocimiento de nuestros cuerpos pudiese llevarnos al fracaso de perdernos entre los árboles del bosque de la entrega sin poder hallarnos. Pero esa falta de encuentros previos, la suplimos con el instinto y el deseo de hacernos mutuamente felices.  Sé que ese día, te susurré palabras recién inventadas para ti, que adiviné caminos de tu cuerpo que tú misma desconocías y que nos entregamos besos que teníamos guardados desde toda la vida esperando a quién regalárselos. Y así, perdidos en el tiempo, también sé que estuvimos hasta que la felicidad de los dos se unieron en una sola para alterar, iluminándolas, las sombras de todos los rincones de nuestras almas.  


              En esos momentos, intensamente inolvidables, evocando nuestros recuerdos y sin acordarme de las distancias físicas, te mandaba con la luna mi más hermoso deseo.


             “Sueño, mándame con élla un cuento de amores en la distancia…”

            Tú me preguntabas: “¿Qué cuento quieres que te lleve mi amiga…?”

           Y yo te respondía: “Quiero un cuento que aunque lo hayas escrito con otra mano diferente, lo hayas pintado sobre el papel de nuestros corazones y, sobre todo… Que nunca antes se  lo hayas contado a nadie…”

(1).- LUSCO E FUSCO, término gallego que recoge el momento en que se funden el día y la noche
(2).- Foto de mi buen amigo MANUEL MOJARRO.


 

domingo, 19 de octubre de 2014

MIS LECTORES/AS AMIG@S




He tenido la idea de pedir a quienes tengan algunos de mis libros que se hagan una foto con un ejemplar y me la envien, en algunos casos he aprovechado entrevistas o comparecencias públicas para recoger algunas de esas fotos.
Estan en mi muro de facebook, pero para quienes no tengais acceso os la traigo actualizada hasta hace unos momentos.
Si algún amigo del blog quiere figurar en el album puede dejarla en mi cuenta de facebook.
Espero que os agrade. Un cercano abrazo.

https://www.facebook.com/diego.lopa.garrocho/media_set?set=a.10204022247209704.1073741842.1029347307&type=3

jueves, 16 de octubre de 2014

CARMEN PALANCO

Carmen Palanco, ha sido un amor literario a primera vista, ha nacido entre los dos una amistad y una cercanía desbordantes desde que leí su opera prima EL CAMINO DE LOS SAUCES.

Carmen escribe con la osadía y la frescura que aporta la juventud, la cercanía de la madurez y, adelantándose su tiempo, con la filosofía de la vejez.

Este relato, LA TARDE, está lleno de un amor perdido en los lodos del camino de cada día pero que vuelve a cobrar vida resucitando con el calor de sus palabras. Seguro estoy de que una vez comenzada su lectura sereis incapaces de abandonarla.

Gracias amiga Carmen. La foto, excepcional como todas las suyas, de mi amigo Manuel Mojarro.


De luces de malva…



La tarde

El invierno se ahondaba y la niña se hacía mujer con cada peldaño que subía. Vivíamos en un cuarto piso, en una pequeña atalaya que nos reguardaba del rechazo y la sinrazón que te enfermaba. El pánico a ese “bendito” ascensor que se paraba en el tercero durante horas, día sí y día no, sin forma de arreglarlo, podía con el ansia de verte. Mis veinte años corrían por las escaleras, cesando, más por el amor que por el esfuerzo. Al pasar por el tercero, la voz de Aurora “La Corista”, que tocaba incesablemente el piano, se escuchaba tras la puerta; esa mujer me intuía, desde que abría el portal hasta que pasaba por su casa con la maleta de los domingos, entonces paraba de tocar y de un grito me pedía que le bajase la basura. Pobre Aurora, tan mayor y  tan sola, tan sola y tan llena, tan buena y tan de pan, qué poco veía y cuánto de mucho era capaz de percibir. Yo seguía mi curso, absorbida por mis anhelos, dos días de no verte, qué largos y duros, entre jadeos le gritaba: ¡Luego bajo! —y ella respondía: Saluda a tu marido, ¡aunque puede ser tu padre!— me hacía gracia, mientras pensaba.      —Ninguna entidad da fe de nuestro matrimonio, pero es mi marido, la casa lo dice, lo dice la terraza dónde conversamos, lo dice el colchón de las auras, lo dicen las noches en vela cuando se viene abajo, lo dice el cajón de los medicamentos, lo dicen las manos; llevamos un anillo de sangre… lo dicen las heridas, las de la piel y las del alma. Yo ya tengo un padre, que cubre mi vida como una flor que cobija a la hormiga con sus pétalos, pero él, mi marido de sien blanqueada, de cuarenta batallas y años cumplidos, me esperaba con los brazos abiertos, mientras la mía, recién dejada la niña, subía a la cumbre. El tiempo se equivocó con nosotros, dejó de existir y lo que mostraba era solo un salto que no correspondía, porque el cuerpo es tan poco ante la esencia de lo que se siente, que yo me reía buscando una diferencia que nos alejase, entendiendo así, que lo que nos hace infelices son los prejuicios por las causas vánales, por la falta de amor ante la vida y sus giros,  me mantuve intacta ante eso y me hizo lo libre que soy. Crecí de golpe, eso sí, no hay un paso sin esfuerzo. Cogimos altura, nos quitamos la piel, diluimos el cuerpo, igualamos la mente y tuvimos que amarnos sin materia.


Al fin llegué a la puerta, las llaves y el temblor, ya estoy, aguanta que llego, no quiero regalarle al tiempo un minuto más de tu ausencia, a ti, que te me vas entres las manos, agua de sediento que se escapa sin alcanzar a saciarse. La cuenta atrás comienza desde que nacemos, pero la tuya se precipitaba y yo que lo sabía sólo quería reír al viento junto a tu presencia. Te hiciste etéreo antes incluso de tu marcha, asumí la vida sin ti antes de la despedida y por eso fui feliz en aquellos momentos que nos descontaban y nos acercaban a la partida. Un día era un regalo, un año 365, dos años 730 y algunos días más que pudimos robar. Sin duda fui una afortunada, hay personas que tienen 730 motivos para ser infelices y yo tuve 730 y pico días de felicidad.

Tu olor al entrar, tu voz en el pasillo.

—Dime que me quieres, ¡dímelo anda! —no te vi, pero eran aquellas palabras la habitual bienvenida.

Tu silueta perfilada de luz junto a la ventana, la tarde caía dorada y fría, estabas sentado a la mesa del escritorio. Te quitas las gafas, siempre te las empaño, las tienes torcidas por culpas de mis abrazos, hoy no puedes levantarte a recibirme y lo disimulas con esa pose de intelectual. Cómo te agradezco tu inteligencia, cuánto de humano, cuánto de integridad.

—Te quiero, te quiero en todo momento y creo que siempre te querré. —Ya me sentaba en tus rodillas, ya te apretaba hasta ahogarte, ya me hacías cosquillas.

—Me querrás siempre, lo sé, me iré antes de que puedas olvidarme. No sé si reír o llorar. Seré como Elvis. En tu imagen retratado viviré, —apuntaste bromeando, agudizando la voz exageradamente— el adiós eterniza. —Concluiste con medio suspiro, ahora sí, pausado y convencido.

Aprendimos a tomar con naturalidad el futuro, a reírnos con cinismo, fue tu forma de prepararme y de convencerte de que yo podría superarlo.

—Si el adiós eterniza, no hay adiós. —Rebatí. Adoraba tus juegos de palabras, luego supe que para ciertas cosas nunca se está preparada, pero tenía que parecer fuerte y convencerte constantemente de que era tu mejor opción.

Me costó la vida que me dejases pasar. Que afrontaras nuestro amor y le dieras camino. En nombre de ese esfuerzo y de lo que suponía estar a tu lado era capaz de mover todas las montañas del mundo.

—¿De dónde vienes?, ¿qué has hecho? —preguntaste.

—Vengo de un mundo extraño, de hacer cosas que no me sacian.

Tu respiración sonaba cansada pero el aire que pasaba de tu pulmón al mío llenaba un espacio infinito. Tu aliento, el batir de tu lengua rozándote los labios mientras hablabas, sentir tu humanidad y el roce de la misma moviendo tus manos, pulsadas y efímeras, suponía una totalidad absoluta, una se hace grande amando las pequeñas cosas, los pequeños detalles, tu palabra, tu gesto al hablar y tus manos entrelazadas en mi cintura se sublimizaban alejadas del sexo. Que más tarde tomaría la naturalidad sosegada entre los pliegues de tu alma y la mía.

Nada de lo que eras ofendía el momento, ese, ni cualquier otro, ni tu miles de defectos, ni tu millón de virtudes, lo que eras se conjugaba y no en un estuche idealizado, yo te conocía, te concebía y te amaba por razones ajenas a mi voluntad, el todo estaba en ti, no porque fuese maravilloso, sí porque así se me realizaba. Nada era perfecto y en la imperfección el amor se perfeccionaba. No era un capricho de niña loca, era una mujer la que se posicionaba, lo tuve claro, tan claro que no tuve opción, ni miramientos, ni miedos.

—Hoy fui a la estación —me contaste— a ver pasar a los trenes. Vine muy cansado, ha sido un esfuerzo titánico el ir, pero quería hacerlo. Allí nos conocimos, ¿recuerdas?, tú sentada en un banco del andén, yo bajando cientos de veces. Muchas me pregunté a quién esperabas.

—Hasta que me lo preguntaste —interrumpí.

—Sí y me dijiste que a nadie, que te gustaba sentarte a observar. A esta niña le falta un tornillo, pensé —sonreías— y resulta que viniste a apretarme los míos.

—Comenzaba un proyecto, “don sabelotodo” —le dije con retintín— necesitaba inspiración. Menos mal que a mí me da igual lo que piense la gente, la burda apariencia no me da lo que soy, ni me merece tiempo. No era yo la “Penélope” de Serrat, no, era una simple observadora. Yo te veía subir al tren todos los días, a la misma hora, con esa cara seria de profesor omnipotente y pensaba… que tío más cuadriculado.

—¿Cuadriculado? —Subió una ceja— sí, soy un poco cuadriculado, bueno lo era, contigo rompí la cuadricula y me la tragué. Recuerdo la primera vez que me dijiste te quiero, a poco de conocernos, ¡qué poca vergüenza tenías! —Bromeó.

—Y no te mentí, comenzaba a quererte, que no a enamorarme, a la gente le cuesta decir te quiero, cuando en realidad se quiere mucho antes de ser capaz de decirlo, pero como tendemos a comprometerlo todo y a quitarle libertad a los sentimientos pues nos parece una burrada decir te quiero a la primera de cambio. ¡Oye tío —pensé en aquel momento— pues te voy queriendo, no sé hasta cuándo, pero te voy queriendo! Te cogí cariño, o aprecio, o como quieras llamarlo, para mí, te quiero es más fácil que te odio, pero al mundo le pasa todo lo contrario. Que si te dije que te quería no quería decir que no dejase de quererte por algún motivo, pero mientras me quieras, dímelo, que no te lo voy a echar en cara si en algún momento dejas de quererme.

—¿Y me quieres?, anda dímelo otra vez. —Un beso se hizo hueco.

—Te quiero más que aquella vez y menos que mañana. —Le dije muerta de risa.

—¿Pero por qué mañana me vas a querer más o menos? —Ahora era él el que reía.

—No lo sé, creo que más, pero no lo sé, vete tú a saber. No es un te quiero comprometido, el futuro es incierto, el mío es un te quiero libre hasta de dejar de serlo.
—Estaba decidida, ese duelo lo iba a ganar yo.

—Llevas razón…no se puede ser más racional y yo más inmaduro.


La noche calló junto a un sol que iluminaba el ocaso que se nos venía, demostrando el sentido y la conciencia, que como dice el dicho, no es más feliz quien más tiene si no quien menos necesita, y añado, el que menos necesita contiene la suma de una felicidad fijada en un tiempo parado que devuelve a la vida el momento del que se alimenta. En parte somos lo pasado y de lo pasado debemos ser lo mejor. Oasis de lo aprendido que alejan las lunas rotas.

martes, 14 de octubre de 2014

LAURA FROST

A mi buen amigo MANUEL MOJARRO, arquitecto de profesión y poeta de las imágenes de vocación, le debo la aparición en el blog de lo que ha supuesto un descubrimiento para mí: LAURA FROST,  una narradora  capaz de convertir cada frase en un regalo para los sentidos. Gracias a los dos y espero que Laura nos permita disfrutar más veces de su sensibilidad y cercanía.



Como presentación utilizo la misma que Manolo reflejó en su red social. Os dejo con los dos
"Que una escritora de la talla de LAURA FROST haya elegido una fotografía mía para ilustrar uno de sus maravillosos relatos es un orgullo para mí pero, si además, finaliza con una frase tan extraordinariamente bella como "el negro es un lienzo que se expone al mundo, donde puedes colgar tus lágrimas y que parezcan estrellas." es para agradecérselo por siempre."

COLORES

Los colores son olores, como tú que hueles a azul. O como la tierra mojada que huele a marrón en las primeras lluvias de otoño. El rojo huele a mantel de cocina y a tostadas con mermelada los domingos. Y la tristeza, que se pega al alma al igual que la mantequilla, huele a amarillo y por eso mancha. El violeta es el perfume de mis amigas, por eso es valiente y alegre. El verde me gusta porque cosquillea en la nariz, y también el naranja que sabe a poema adolescente y a jazmín de patio. Aunque, sin duda, el más hermoso de todos es el blanco, porque huele a ropa limpia como mi madre. Pero entre todos ellos, el que yo prefiero es el negro. Que no desprende melancolía, ni duelo, ni tan siquiera pena. No, nada de eso, el negro huele a días, a lucha, a sueños, y no se parece nada al gris que rezuma añoranza. Porque el negro es un lienzo que se expone al mundo, donde puedes colgar tus lágrimas y que parezcan estrellas.


lunes, 13 de octubre de 2014

COLABORACIONES

Mi querido amigo JOSÉ GÓMEZ BARROS, Pepe Barros en el mundo de la radio, le dedica a su esposa estas sentidas palabras llenas del amor que siempre sintió y sigue sintiendo por élla.

Pepe, hombre de Radio Nacional de España, al que conoci en mi etapa de aprendizaje en RNE en Huelva y que luego continuó en Murcia para finalizar en Santander, donde dejo su maestría como Jefe de Emisiones y Producción durante 19 años. Sus emociones más intimistas las traslada al papel siempre con su esposa como destino de su sensibilidad.

La foto de Manuel González Flores.




NOSTALGIAS DEL ALMA…

Hoy, después de tantos años con mi corazón herido, quisiera rememorar aquellos tiempos en los que te podía sentir directamente, gozar de tu presencia vital y volver a disfrutar de tu amorosa compañía. Es doloroso recordar cómo se apagó tu vida sintiéndome impotente para cambiar el resultado y, que el mundo no se hundiera bajo mis pies. Fuiste una maravillosa mujer que sembraste tu amor con prodigalidad,  en la firme creencia de que amar era la más bella de las virtudes del ser humano . Entregaste tu sonrisa con sencillez y confiabas que esa simiente diera sus frutos.
 "Una semilla hermosa y potente, ocupó mi alma, toda entera, me llenó de amor copiosamente, y al tenerte por esposa y compañera , mi amor fue creciendo y se hizo fuerte. Y si el destino quebró mi buena suerte por medio de la negra mensajera, pido a Dios, que ni tu propia muerte, ni la mía tampoco impedirme pueda, el seguir amándote eternamente, y que cuando mi alma escape de mi cuerpo inerte, busque la tuya para unirse a ella, y en el ancho cielo lejano y silente, nos marchemos a cualquier estrella, a vivir nuestro amor para siempre".
 ¡Ojalá, ese sea mi destino! Gracias a mis hijas y a mis nietos, el dolor es menos intenso, pero tu dulce recuerdo aun me duele.

domingo, 12 de octubre de 2014

12 DE OCTUBRE DE 1964

Hoy se cumplen exactamente 50 AÑOS de esta fotografía del Grupo de Coros y Danzas Nuestra Sra. de la Cinta de Huelva, estamos con el Arzobispo de Zaragoza D. Pedro Cantero Cuadrado en la puerta de la Basílica del Pilar.

CINCUENTA AÑOS... Así como si nada, pero con mayúsculas. Cuantas personas nacieron ese mismo día  y que, por consiguiente, hoy cumplen sus Bodas de Oro con la vida. Unas habran visto colmadas sus expectativas, otras habrán quedado en mitad del camino, otras tropezaron y se levantaron, otras se enamoraron, desenamoraron...  Pero todas, sin duda, hoy cerrarán los ojos y dirán aquello de que 50 años no son nada mientras atraviesan su particular PUENTE DE MADISON
.
Para todas esa personas mis mejores deseos de FELICIDAD y si, además, alguna se llama PILAR la felicitación es doble.

martes, 7 de octubre de 2014

COLABORACIONES. ANTONIA MARÍA PERALTO

ANTONIA MARÍA PERALTO, pintora, ceramista, grabadora, artista en la concepción más amplia de la palabra, inició estas colaboraciones hace ya un par de años. Ahora, saboreando su madurez, vuelve más centrada en la creación literaria,  para dejarnos este precioso relato lleno de vida y de sentimientos titulado RESURGIR. Gracias Antonia.





     Se apagaba como un pabilo pequeño que muere ahogado en su propia esencia, la vida se le escapaba como bandada de pájaros en estampida tras una tormenta de otoño, perdía la color, el vigor, languidecía. Yo la miraba con cariño, la mimaba, la hidrataba, pero siempre me opuse al ensañamiento terapéutico que hubieran supuesto otros tratamientos, trasplantes, vitaminas. Le quedaba poco, lo suyo era como esas puestas de sol, en la que intentamos detener la bola roja con la mano, hasta que inexorablemente se hunde en el horizonte, sucumbiendo al ocaso.

    Cuando marchaba de vacaciones, miraba por última vez sus extremidades lánguidas, reducidas al mínimo volumen y mi estómago se daba la vuelta como un calcetín viejo mientras pensaba, ya no estarás aquí a mi regreso y entonces dejarás de ser un nexo de unión con el pasado.

     El tiempo pasaba con sus telas de araña envolviéndolo todo, pero no era suficiente para tapar aquella agonía que duraba demasiado, como un oscuro callejón triste y maloliente.

     A la vuelta de un  viaje, note algunos cambios, signos de lozanía, el color brilló de nuevo, sus miembros parecían recuperar el vigor…  A partir de ese momento me dediqué a cuidarla con más ahínco que nunca, al cabo de unos meses, sus hojas eran verdes, brillantes, hermosas, como una mina de esmeraldas,  sus ramas se extendían y reptaban como brazos voluptuosos de amantes lujuriosos, se engrosó más y más y pronto trepó por la guía hasta desbordarse, como caudal incontenible de fuente cantora.

     Mi querida maceta de poto era una herencia  de la tía Juana, ella era ingenua, con aire de despiste, como el hada buena y un poco boba de los cuentos antiguos. Siempre estaba ahí donde hacia falta, incluso se atrevía a intermediar con mi madre para que dejara hacer algo a mi padre y a eso le llamo yo valor reconocido.

    ¿Casualidad? No creo en ellas, pero si creo en un toque de tu varita mágica para llamar mi  atención, lo he pensado mucho y quizás quieras contarme algo de ti, creo que conozco casi todo, triste, muy triste. Te jodieron bien la vida, te espantaron al novio de siempre, tú te quedaste a cuidar a la madre y después sola, bueno no del todo, tenías tú piano y dabas clases a señoritas cursi, con madres aún más cúrsiles  y  abuelas hipercúrsiles, que hablaban cursiladas cuando iban a recoger a las señoritas educantes.   Conmigo no lo intentaste, tú oído era tan experto que desde el principio sabías que no conseguirías nada, y sin embargo yo te pedía, una y otra vez, que tocaras, Rumores de la caleta, en las tardes soporíferas del verano. Mi mente trabajaba  tan bien las imágenes que me inspiraba la música que, lejos venir el sueño, daba nuevos bríos, era mucho más efectivo cuando me leías El Quijote, como las imágenes eran más tristes, al final me ensopaba en un sueño sestero, que supongo te daría algo de margen para descansar un rato de mi hiperactividad.

     ¿Fuiste feliz? No lo se, nunca nadie te oyó quejarte ¿Conociste el amor? espero que fuera de ese que hace cosquillas en la boca del estómago, como la primea copa de champán que tomamos un día de fin de año, que suena como agua de fuente oculta en jardines antiguos, que huele a bizcocho en el horno y luce como puntos de luz igual que esos que vemos cuando el sol nos deslumbra al volver una esquina. Después de terminar con tú novio, no dejaste que se te acercara ningún hombre, no se si por miedo a conocer a otro o por que conocías demasiado al que se fue.

      Era un noviazgo serio de tiempo. Recuerdo una visita de la que iba ha ser tú suegra, todo lo había hecho la niña, según la abuela,  el mantel, los dulces y menos mal que no tomaron licores o de lo contrario, también lo podrías haber  destilado tú. .

      Alguien, cuando ya se hablaba de boda, decidió por ti que no te convenía aquel novio, al cual la familia le puso un apodo no muy favorecedor.

      Un coche asesino, te llevó al limbo de los justos, como tú siempre habrías deseado, sin dar la lata a nadie.

   Tengo un retrato tuyo, de los años cuarenta, en el salón, lo miro y veo tú cara ingenua con facciones algo orientales y te espeto ¡vale! Si era esto lo que querías aquí está tu historia, resumida, pero tú eras minimalista como se lleva ahora.

   Te prometo que no dejaré de mirar todos los días a la calidez de la puesta del sol, por si veo un cortejo de justos que con sus galas de domingo, se dirigen, entre los jirones rosa y violeta de  las nubes a escuchar  un bello concierto que termina con “Rumores de la caleta”. Tenderé los brazos en un vano intento de detener al sol, para que mientras alumbre pueda seguir pidiendo que bises la última pieza hasta el infinito.

A mi tía Juana, donde quiera que estés...

viernes, 3 de octubre de 2014

ROCÍO MÁRQUEZ

Anoche llegué a casa después de DISFRUTAR, con mayúsculas, de la actuación de la enorme cantaora ROCIO MÁRQUEZ en la Peña Femenina Flamenca de Huelva. Recién salido su disco "El niño" y después de triunfar en la Bienal de Sevilla ha querido estar en el ambiente que más le gusta, el de las peñas flamencas.
Un ambiente caldeado por la temperatura y por el llenazo hasta los topes del coqueto local de la Peña en el que nos ha regalado, durante más de una hora, un derroche de voz, personalidad y arte.
Una velada flamenca para el recuerdo. Por mi parte gracias a Victoria, relaciones públicas de la Peña Femenina, por sus atenciones y, mira que era difícil, ubicarnos en un lugar cómodo y cercano.


ROCÍO es tan grande en su faceta más humana que esta mañana (domingo día 5) me manda un mensaje al móvil agradeciéndome que asistiera a su concierto. Me quito el sombrero con esta gran mujer.

Os dejo el enlace para que podais seguir la entrevista que mantuvo en Huelva Tv en mi programa ÚLTIMO CAFÉ.

http://huelvatv.com/.../item/1109-ultimo-cafe-rocio-marquez

jueves, 2 de octubre de 2014

LAS CARAS DE HUELVA

Esta semana ha comenzado la 5ª temporada del programa LAS CARAS DE HUELVA en nuestra emisora de Huelva Tv. En esta nueva andadura estaré acompañado por mi compañera ELENA OLIVEROS.
Un paseo semanal por una Huelva nostágica de la mano de viejas fotografías llenas del color sepia de los recuerdos.

Podeis seguir el programa de esta semana y los últimos de la pasada temporada desde este enlace

 http://huelvatv.com/index.php/gran-via/las-caras-de-huelva/item/2004-diegolopa091014




ÚLTIMO CAFÉ

Se cierra la segunda temporada televisiva de mi intimista programa de entrevistas ÚLTIMO CAFÉ, en HUELVA TV,  ha sido 69 charlas cercanas, humanas y sinceras. Han pasado desde personajes de la calle, hasta autoridades, cantaores y cantantes, escritores, asociaciones como Alcohólicos Anónimos o Jugadores de Azar en Rehabilitación, deportistas, toreros, actores, músicos, profesores de nuestra Universidad y toda una muestra del tejido social y humano de nuestra ciudad.

En este enlace teneis las 69 entrevistas para que las disfruteis sin horarios ni plazos.