MI CUADERNO DE BITÁCORA 8 - VENEZUELA
Continuamos con los maridajes de mis sueños en 39 colores y las imágenes de SILVIA.
AMANECER:
Sin otro telón de fondo que las copas de los mangos, ni otro sonido que el
de los guacamayos adormecidos por el rumor de los cercanos manglares, nos
amamos desesperadamente, saciando el hambre y la sed acumulados en tantos días
de ausencia. Apenas hablamos, quizás por no distraer nuestros sentidos de su
verdadera dirección, por eso me extrañó cuando entre estertor y estertor me
acercó su boca húmeda a mi oído y me dijo: ”Hueles a grano fresco…” y besándome
el cuello me susurró: “¡No sabes como quería estar contigo…!”
Un nuevo maridaje con SILVIA y sus imágenes abrazando mis sueños. Hoy el color NARANJA
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En ese momento el Sueño pareció
dudar, le acaricié dulcemente sus manos para que abriese los ojos y volviese a
nuestra realidad… Lo hizo, me sonrió y me dijo: “Amor mío, la vida es como los
sueños preñados de búsquedas lejanas e imposibles, por eso, cuando en cualquier
esquina de tu camino encuentres al amor de tu vida, cógelo, dale la mano,
cierra los ojos y vívelo sin pensar lo que pueda durar, porque cada instante de
ese amor valdrá siempre más que toda una vida de monotonías…“
Se
dejó rodear por mis brazos y reposó su cabeza en mi hombro mientras me decía…
“Con
esta historia que te acabo de entregar, quiero que me construyas un cuento, con
final feliz, para no olvidarlo jamás...”
La
acaricié desde mi cercanía y le pregunté: “¿Cómo quieres que te lo cuente…?”
Perdida en
la inmensidad de nuestra ternura, sombreada por la cercana bandera amarilla, me
susurró tiernamente… “Cuéntamelo como nunca antes jamás se lo hayas contado
a nadie…”
Continúo con relatos
de mi diario viajero CUADERNO DE BITÁCORA. Que sus páginas nos sirvan para, con
el pensamiento, salir de las mismas paredes donde llevamos 39 días sin pisar la
calle.
Durante unos días
descansé activamente en un lugar paradisíaco: Dubrovnik. Pasear por su ciudad
vieja entre las murallas, subir a lo alto de ellas y contemplar la puesta de
sol es un espectáculo indefinible que ayuda a serenar el alma, caminar por sus
calles en cuestas empedradas, llenas de flores y de una alegría mediterránea,
es un descanso para la vista.
Navegar por el
Adriático y visitar las islas de SIPÁN, KOLOCEP o LOPUD es perderte entre
acantilados que abrazan un mar inmensamente azul moteado por mil tonalidades y
perderte por la isla de KORKULA es, sencillamente, retroceder en el tiempo.
La GRAN MURALLA STON,
la mayor del mundo tras la de China, el PALACIO DEL RECTOR en Dubrovnik, el
arco del REY TOMISLAVA, la CASA NATAL DE MARCO POLO y la alegre vida en las
calles angostas y empinadas, llenas de macetas, de músicos y de terrazas que
desembocan en un mar Adriático en el que navegamos a bordo del ASTRAL por las
islas que escoltan paisajes de ensueño. Croacia inolvidable.
Estuve soñando en colores, muchos colores, hasta 39 pasaron
por mis sueños…
Había sido una noche distinta, abrazada por el rumor de los
cercanos manglares y por los mil sonidos de la jungla cercana hasta llenarme de
la sensualidad dulzona de los trópicos.
Estaba leyendo la obra de mi amigo Diego, MIS SUEÑOS EN 39
COLORES que me llevaba por los caminos indescifrables de los sentidos excitados.
Sin proponerlo pasaba de un sueño a otro, del color CEREZA al VERDE MAR, del SEPIA
hasta TIERRA SEVILLA, del ROJO al LILA, me excitaba leyendo los besos
interminables del BLANCO AZAHAR, me llenaba de mariposas con la LUNA LLENA, con
el NARANJA me cosquilleaban los sentidos…
Cerraba las páginas y una borrachera de sentimientos, deseos y búsqueda
de placer me inundaba como una marea de espuma blanca.
Mis manos se tornaron ajenas a mi cabeza para esclavizarse
con mis pensamientos y esas manos sin dueña, se liberaron para acariciar mi
propio cuerpo y para comenzar a amarme a mi misma, envuelta en un carrusel
lleno de luces, de vértigo, de deseos y de sueños que se iban materializando uno
tras otro, hasta llevarme de la mano del placer hasta un estallido de estrellas
en un mundo donde no existen las formas ni las medidas mientras caes sin poder
detenerte, al abismo donde mora el
palacio de los placeres encontrados.
Allí me quedé en mi propio mundo exhausta, disfrutando del oleaje de placer que había quedado aprisionado en mis entrañas...
Escrito en pleno
confinamiento como una apuesta a abrir las ventanas de mis recuerdos viajeros
en libertad.
Continúo con relatos
de mi diario de viajes CUADERNO DE BITÁCORA. Que sus páginas nos sirvan para,
con el pensamiento, salir de las mismas paredes donde llevamos 37 días sin
pisar la calle.
Bizancio, Nova Roma,
Constantinopla, ESTÁMBUL... El TURCO de mis fantasías juveniles.
Una ciudad de vistas: El puente y la torre GALATA, el mirador de PIERRE LOTTY, la colina de los ENAMORADOS, los miradores del palacio de TOPKAPI, sus mezquitas: AZUL, SANTA SOFÍA, NUEVA, SOLEIMÁN.
Perderse entre el
bullicio de su GRAN BAZAR o del BAZAR DE LAS ESPECIES. Pasear sin rumbo por la
calle ISTIKLAL CADESSI, subir a la PLAZA TASKIN o caminar entre los puestos
anclados junto al mar.
Y, sobre todo, EL
CUERNO DE ORO, EL MAR DE MÁRMARA Y EL BÓSFORO para resumir miles de fantasías
de adolescente imaginativo... "ASIA A UN LADO, AL OTRO EUROPA Y ALLÁ A SU
FRENTE, ESTÁMBUL..." Jamás imagine verme recitando esos versos de La canción del pirata navegando por el Bósforo.
Seguimos los maridajes con SILVIA, hoy os dejo la continuación del anterior en color BLANCO AZAHAR
Conocimos olores que nos
embriagaban los sentidos, sinfonías desaforadas que nos hacían flotar,
recompusimos febrilmente las piezas que revueltas, íbamos descubriendo a
nuestro alrededor, en un deseo incontenible de alcanzar las profundidades del
otro para perdernos, juntos y de la mano, dentro del mismo abismo. Un abismo
donde poder quedarnos aprendiendo, con cada atardecer o con cada amanecida, que
la planta del amor y del placer es de fácil cultivo y de más sencillo riego. De
modo y manera que hasta los Sueños son dóciles a los requerimientos de la
naturaleza…
Era en esos momentos cuando,
sabiendo que habíamos detenido el tiempo, me gustaba mirarla a la inocente
profundidad de sus ojos, extraviados por el reciente descubrimiento del placer,
y decirle…
SUEÑO, cuéntame un cuento…
¿Cómo te gustaría…?, me preguntaba
llena de enamorada complacencia…
Y
yo, sintiéndome sentado en la cubierta del Nueva Fidelidad, miraba a nuestra
querida bandera amarilla y le respondía:
Cuéntame un cuento que no le hayas
contado a nadie